Estimados Feligreses de la Diócesis de Las Cruces,
Este verano recibimos la noticia alarmante, con alegaciones creíbles de abuso sexual y abuso de poder en contra del arzobispo Theodore McCarrick, así también recibimos la publicación del reporte del gran jurado del estado de Pennsylvania detallando casos de abuso por el clero y el mal manejo perpetuado por los obispos y otras autoridades eclesiales. Estas revelaciones nos han dejado horrorizados y con justa razón, enfadados, quisiera compartir con ustedes algunos de mis pensamientos al respecto.
Creo que nuestras iglesias y nuestras escuelas están mucho más seguras desde que la conferencia de los obispos católicos de los estados unidos promulgó la Constitución de Dallas (Dallas Charter) en el 2002. Por medio de esta constitución, las diócesis católicas a través de los estados unidos, incluyendo a Las Cruces, se han comprometido a realizar revisiones de antecedentes para todas las personas que trabajen con menores de edad y personas vulnerables – y para capacitar a los menores y a los adultos a reconocer señales de abuso y de manipulación por los depredadores sexuales. Aunque no somos perfectos, estoy convencido de que nuestras parroquias y nuestras escuelas están más seguras ahora gracias a esta capacitación.
Una debilidad patente del Dallas Charter es que no incluye un método para hacer el llamado a aquellos obispos a que rindan cuentas de quien falló en manejar debidamente los casos de abuso. La razón por la omisión es que, según el código canónico, ningún obispo tiene autoridad sobre otro obispo: únicamente el Papa puede disciplinar o destituir a un obispo. Esto es problemático.
Con este fracaso en mente, la semana pasada el Cardenal Daniel DiNardo, presidente la conferencia de los obispos católicos de los estados unidos, propuso una nueva modalidad para hacer que los obispos rindan cuentas. En otras palabras: “Nos enfrentamos con una crisis espiritual que requiere no sólo la conversión espiritual sino cambios prácticos para evitar que se repitan los pecados y los fracasos del pasado…” Con esa determinación, el Cardenal DiNardo ha hecho un llamado para que se realice una investigación al abuso de poder por los obispos con la participación sustancial de laicos expertos en el cumplimiento de la ley, en la investigación, en psicología, y en otros ámbitos relevantes. Mas aun, la investigación requerirá de una independencia debida con autoridad suficiente para recomendar que los obispos sean castigados o destituidos del poder.
En su declaración sobre esta situación el Papa Francisco dijo: “Estamos conscientes de que estas heridas nunca desaparecen y requieren que nosotros forzosamente condenemos estas atrocidades…” Continua, “el dolor devastador de estas víctimas, el cual retumba hasta el cielo, fue ignorado, cayado o asilenciado por muchísimo tiempo”. Nos hace el llamado a la oración y a la penitencia: “La penitencia y la oración nos ayudarán a abrir nuestros ojos y nuestros corazones a los sufrimientos de las personas y nos ayudarán a derrotar el afán por el poder y por las posesiones que suele ser la raíz de muchos de estos males”.
Con las palabras del Papa Francisco en mente, hago un llamado a un Día de Oración y de Penitencia dentro de la Diócesis de Las Cruces, el próximo viernes 7 de septiembre del 2018. Les pido a los párrocos y a los líderes parroquiales a encabezar esta oración dentro de sus parroquias y misiones. Y le hago la invitación a todos los sacerdotes a que me acompañen en un día adicional de oración y penitencia el próximo martes 10 de septiembre del 2018 el cual incluirá una hora santa a partir de las 6:00pm en la Catedral del Inmaculado Corazón de María.